La producción de esta energía limpia ha caído a la mitad este año por la falta de lluvias
Preocupación por los efectos energéticos de la sequía. La falta de lluvias y la estrepitosa caída de los embalses españoles tiene consecuencias en la producción de energía. Acaba de saberse que una central hidroeléctrica de Cataluña ha cesado su actividad de forma permanente por falta de agua, pero lo peor es que otras podrían seguir su camino. De momento, la producción de energía de esta fuente limpia ya ha caído a la mitad en lo que va de año, lo que obliga a tirar de combustibles fósiles, justamente cuando más deberían evitarse.
La central hidroeléctrica de Rialb, en Lleida, detuvo este miércoles toda su actividad de forma permanente a petición de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Su embalse se encuentra por debajo del 7% de su capacidad, cuando hace apenas un año superaba el 49%.
Es la primera vez que la central echa el cierre desde, al menos, el año 2009, cuando Acciona comenzó a gestionar este pantano. La instalación de Lleida cuenta con dos turbinas capaces de generar 24,8 y 5,9 megavatios (MW) al día, respectivamente. La energía que no se pueda producir con esta central se suplirá con otras fuentes, según han indicado desde la compañía.
Lo cierto es que el embalse de Rialb es el que se encuentra en peor estado de Cataluña: las cuencas internas de la comunidad, gestionadas por la Agencia Catalana del Agua, están en un 39 % de su capacidad (hace un año, en el 74,2 %), mientras que las que dependen de la Confederación Hidrográfica del Ebro se sitúan en el 41,82 % (66 % doce meses atrás). Se trata de una situación generalizada en todo el país. Y así lo demuestran los últimos datos publicados.
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